viernes, 28 de octubre de 2011

COOPERACION EMPRESARIAL ENTRE ESPAÑA Y COLOMBIA Y LOS TLC.

Acaba de ser aprobado por el Congreso de los Estados Unidos el Tratado de Libre Comercio con Colombia, al que se sumará próximamente el negociado con la Unión Europea. Situada en una posición geopolítica privilegiada, Colombia necesita mejorar sus procesos productivos, introducir avances tecnológicos en su industria y adecuar su infraestructura hasta lograr condiciones competitivas a nivel mundial. Ese es el esquema de trabajo del actual gobierno para enfrentarse al reto de los mercados internacionales abiertos, y en esa labor busca inversionistas en el tema de infraestructuras y socios que se interesen en compartir las ventajas futuras de la apertura de los dos mercados más grandes del mundo, y que aporten experiencia, tecnología y recursos para establecer nuevas empresas o para ayudar a industrias ya establecidas a ampliar y mejorar su producción, las técnicas de gestión y la competitividad.

Además de grandes empresas de muchos países (entre ellos China) que establecerán fábricas en Colombia para abastecer clientes en los mercados de toda América con los que tiene o tendrá TLC en un próximo futuro, los gobiernos de España y Colombia coinciden en querer impulsar e internacionalizar las medianas y pequeñas empresas, porque son las que tienen menor experiencia internacional y porque son las que al crecer generan riqueza general y más puestos de trabajo, que es otro de los retos perseguidos por las dos administraciones.

El propósito es muy complejo porque falta información sobre el nivel y calidad de eventuales empresas del otro país que sean adecuadas para una labor conjunta, y porque la normal desconfianza inicial de los posibles socios solo desaparecería cuando se intercambiaran informes técnicos serios avalados por entidades gubernamentales, y se celebren encuentros técnicos promovidos por un ente creado para tal fin. El Presidente Santos mencionó varias veces en Madrid esta colaboración y habló de la posibilidad de que empresas españolas aporten maquinarias que estén sustituyendo por otras más modernas, o que se aproveche la capacidad ociosa del tejido industrial para aportar equipos en sectores identificados como de interés comercial.

Lo primero y más importante sería crearle ambiente al proyecto y dar al sector empresarial español la sensación de verdadera oportunidad que la propuesta podría ofrecerle. Por eso debieran los dos gobiernos destacar y reconocer que esta iniciativa es un instrumento adecuado para el desarrollo industrial conjunto y que ese reconocimiento quede plasmado en un Convenio Bilateral de Cooperación Empresarial. Sería una estrategia acordada conjuntamente para conseguir que el propio empresario busque participar en el proyecto con interés, y que el gobierno español reconozca como un privilegio que su país sea escogido como socio preferencial en un proyecto tan importante para ambos países. Si no se hace así pesará negativamente la falta de información y la imagen poco positiva que puede tener sobre Colombia el sector empresarial español mediano y pequeño.

Como órgano de coordinación y ejecución del proyecto debería crearse un Centro Hispano Colombiano de Cooperación Empresarial, de carácter mixto, que cuente con expertos que conozcan las dos industrias y tengan formación profesional especializada, que podrían ser aportados por entidades públicas o privadas participantes. Sería muy conveniente que este centro funcionara con autonomía e independencia tanto en España como en Colombia, y que se lograra un gran protagonismo del empresariado de los dos países en su gestión.

Ejecución del Proyecto

Desde el enunciado del proyecto hay que entender que el presupuesto para su financiación está en función de la importancia técnica y política que quiera dársele y tener en cuenta que deberán contribuir con fondos o con personal los dos gobiernos y las entidades públicas o privadas que se dedican a fomentar el desarrollo industrial. Hay organismos muy importantes, como la Cámara de Comercio de Bogotá, que podría patrocinar el proyecto y contribuir con su enorme prestigio al éxito y respaldo nacional necesarios. El Estado español cuenta con entidades de promoción empresarial, con recursos estatales y con las Comunidades Autónomas, que tienen programas para financiar proyectos.

Esta iniciativa tendría que proponerse formalmente a todas las entidades que por su función política o técnica tengan la disposición y capacidad de ponerlo en marcha y que estén convencidas de que es una propuesta fundamental para poner en marcha un proyecto binacional para aprovechar los TLCs. de Colombia con USA, Canadá y otros países. La respuesta de esas entidades marcaría el rumbo inmediato del proyecto, se celebraría una reunión para sentar las bases de funcionamiento de la parte técnica, y debería organizarse una gestión administrativa a alto nivel, con respaldo determinante de los dos gobiernos.

Una idea prioritaria sería que Colombia aportara con sus medios un inventario de las empresas medianas o pequeñas bien calificadas dentro de cada nivel y que hayan cursado a satisfacción la difícil prueba de participar con éxito en el mercado nacional o en el internacional. Las cifras más significativas de ventas en los mercados de USA y UE, indicarán los sectores en que tendremos que hacer un esfuerzo mayor, ya que el solo hecho de estar presenten en esos mercados, son prueba de su competitividad y de que, si no han crecido a pesar de las preferencias arancelarias que tenían anteriormente, es por problemas de financiación, productividad, gestión y comercialización.

El otro capítulo tan importante como este, es la identificación de las empresas españolas que exportan con dificultades a los Estados Unidos y a otros países americanos con los que Colombia tiene o tendrá TLCs. , pues podrían beneficiarse de esos Tratados y de las facilidades legales de todo género que Colombia ofrece a los inversionistas extranjeros.

Madrid, octubre de 2.011

jueves, 6 de enero de 2011

03-01-2011

El día inicio con un amanecer espectacular y un frío canicular. Íbamos a un paseo en globo y pudimos ver desde el aire los alrededores de Marrakech. Visitamos luego una casa típica Berber y desayunamos. Paseo en camello fue la siguiente actividad. Almorzamos muy mal en el Rest. Jacarandá y luego fuimos al mercado.
Ennla noche cena en el Red House con show de belly dancer.
Llegamos muy cansados a las 23 h.
La comida marroquí tiene mucho comino y canela. La gente del mercado es muy hábil en el comercio.


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Ubicación:Marrakech

04-01-2011

Hoy fuimos de paseo a esta bella y antigua ciudad, puerto sobre el Atlántico lleno de callecitas comerciales en la Medina y con una actividad pesquera sorprendente.
La muralla defiende la ciudad, muy lógicamente situada detrás de unas rocas que dificultan el acceso.
Fundada por los portugueses con el nombre de Mogador.



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Ubicación:Essaouira Marruecos

domingo, 30 de diciembre de 2007

A CONTRA-ESPERANZA

JOSÉ VIDAL-BENEYTO
A contra- esperanza
Más de un tercio del PIB mundial lo poseen las 100 primeras empresas del mundo
JOSÉ VIDAL-BENEYTO 29/12/2007

Una anciana sin domicilio fijo murió de frió a principios de esta semana en la plaza de la Concordia de Paris. Lo que hubiera sido hace algunos anos una noticia destacada de la prensa escrita se ha reducido ahora por obra de la banalización de la miseria a apenas 30 segundos en el noticiero radiofónico. Y la miseria avanza discreta e implacablemente hacia nuevas cimas. En Francia cerca de 7,5 millones de personas, es decir, el 12% de la población, y entre ellos dos millones de niños, viven por debajo del umbral de la pobreza. Cada día los pobres son más pobres, pero afortunadamente para las estadísticas globales de la riqueza, los ricos son más ricos y una cosa compensa la otra. Las ciudades de alto nivel social prefieren, según nos cuenta la bien informada periodista de derechas Sylvie Pierre-Brossolette, pagar las multas que les impone la ley por no construir viviendas sociales antes que destinar ese dinero a su edificación. Ese parece ser el caso de Neuilly-sur-Seine, la ciudad residencial de los alrededores de Paris de la que fue alcalde Nicolas Sarkozy hasta su acceso a la presidencia. Al dinero como único patrón corresponde el hipercrecimiento de las multinacionales: Exxon, cuya riqueza es superior a la de 182 países miembros de Naciones Unidas; más de un tercio del PIB mundial lo poseen las 100 primeras empresas del mundo; los ricos que entre 1936 y 1975 representaban el 1% de la población norteamericana y poseían el 5% del PIB de EE UU han vuelto a elevar su participación a más del 20% en los últimos 30 años.
Riquezas amasadas en una legalidad de fachada, tras de la que se esconden las bolsas de valores manipuladas y sus amañadas cotizaciones, las contabilidades trucadas, los PDGs truhanes, los Estados cómplices con sus asilos protectores del crimen -seis paraísos fiscales en la sola Unión Europea-, el escabroso, indomeñable imperio del gangsterismo económico, todo fundado, legitimado por los vendedores del capitalismo de mercado que se autocalifican de filósofos y que hacen del darwinismo social la doctrina que todo lo explica: los más fuertes duran y prosperan, los otros desaparecen. Las cosas son así e intentar cambiarlas es peor, pues sólo produce más caos y desorden. Algunos parches, quizás sí, pero proponer otros modelos de sociedad, con otros valores y otras prácticas, buscar alternativas a lo existente y apostar irresponsablemente a lo improbable es optar por el terrorismo de las utopías. El sueño es un componente esencial de lo humano, pero no el sueño de los pobres hecho de fuego y revoluciones sino sólo el de los ricos que viven entre el lujo y la lujuria, para el disfrute hedonista que nos describe Lipovetski desde su postmodernidad. Frente a las afirmaciones de los guardianes del sistema que sostienen que las desigualdades han permanecido estables y en bastantes casos han disminuido, los datos más fiables prueban lo contrario. En los últimos 8 años, según escribe Louis Maurin, director del Laboratoire de las desigualdades que se apoya en los datos del INSEE, la diferencia de renta media en Francia entre más ricos y los más pobres ha aumentado en 4.682 euros.
Con todo no es esa cifra lo más inaceptable sino el permanente recurso a las remuneraciones faraónicas en la despedida de los ejecutivos patronos (CEO), gracias a los paracaídas dorados, a las stock-options, a las plusvalías como nos detalla Patrick Bonanza en su libro Les Goinfres (Los glotones), Flammarion, 2007. Entre sus protagonistas figuran todas las grandes empresas francesas y entre sus presidentes destacan Antoine Zacharias, presidente del Grupo Vinci, con sus cerca de 220 millones de euros, y Daniel Bernard, de Carrefour, que se fue con 209 millones tras haber rechazado un aumento del 2% a sus empleados, sin olvidar a Jean-Marie Messier, que obtuvo algo más de 20 millones después de haber dejado a su empresa Vivendi al borde de la quiebra. Claro que los americanos siguen llevándose en todo la palma: Ray Irani, de Occidental Petroleum, consiguió 322 millones de dólares y Steve Jobs de Apple se llevó el premio gordo con 647 millones. Claro que tampoco los españoles en nuestra modestia podemos dejarnos dar lecciones por nadie, los 108 millones de Ángel Corcóstegui con ocasión de su salida del Banesto y el tan bien remunerado adiós de Francisco Pizarro a Endesa están ahí para probarlo. Frente a tan agresivo obsceno enriquecimiento, más de mil millones de personas, como nos recuerda Gustave Massiah del Cedetim, han disminuido desde 1993 dramáticamente sus insuficientes ingresos y hoy más de 1.600 millones viven, habría que decir mueren, con menos de un dólar diario. Le hemos oído decir a Jacques Delors que la misión de nuestro viejo continente no puede ser la de asumir toda la miseria del mundo. Este realismo cómplice e inaceptable nos lleva al igual que las postulaciones retóricas del Milenio a atrincherarnos, con nuestra obstinación y desde nuestra insignificancia en la resistencia crítica. Aunque sea a contraesperanza.

sábado, 17 de noviembre de 2007

IMPACTOS NEGATIVOS DEL CONSUMO EN EL MEDIO AMBIENTE

Por Humberto Tobón y Tobón [1]

El nivel, la intensidad y la calidad del consumo inciden negativamente sobre el medio ambiente, ya que presionan la sobreexplotación de los recursos, agotan las materias primas y generan una cantidad cada vez mayor de residuos sólidos, cuyo tratamiento se dificulta por la utilización de elementos de tardía descomposición, degradando el suelo y las fuentes subterráneas de agua por los lixiviados, así como a la atmósfera por los malos olores que produce la acumulación de gases, las quemas y las descargas de CO2 provenientes de las fuentes móviles y fijas.
El consumo se ve presionado inicialmente por las necesidades de supervivencia de la población. Por lo tanto, el crecimiento poblacional es fuente contaminadora y depredadora, pues ante más habitantes se consumen más recursos y se eliminan más residuos. El hecho de que la población mundial se haya triplicado en los últimos 80 años, implicó cambios sustanciales en los sistemas productivos, teniéndose que introducir la biotecnología y la manipulación genética para ofrecer respuestas en términos de tiempo y cantidad de alimentos al creciente número de personas. Sin embargo, esos indudables avances científicos crean ambientes naturales dañinos, que le están restando capacidad regenerativa a la tierra, empobreciendo los suelos y acabando con gran parte de la diversidad alimenticia.
La gran paradoja surge del hecho que a pesar de los excepcionales avances en producción de alimentos, cerca de 1.000 millones de personas que viven en la indigencia y que habitan básicamente los países más pobres no tienen acceso a la comida, lo que deja al descubierto un problema aterrador: hay alimentos pero no una racional distribución, lo cual se debe analizar como un fenómeno cargado de implicaciones políticas y económicas. Las propias organizaciones mundiales relacionadas con los temas alimenticios, aceptan que cerca del 17 por ciento de la comida se pierde por mala manipulación y por deformaciones en el mercado, cantidad suficiente para evitar que hubiese hambre en el planeta.
El mayor nivel de consumo se concentra en el 25 por ciento de la población mundial, que mayoritariamente vive en las naciones más ricas. La capacidad de compra de estas sociedades son las que han motivado la individualización, la diferenciación y la exclusión. Las teorías relacionadas con las tendencias consumistas de las elites han impulsado no sólo el surgimiento de exclusivas agrupaciones sociales sino avances tecnológicos sin precedentes en alimentos, empaques, vestidos, electrodomésticos, sistemas satelitales, muebles, materiales de construcción, etc., casi todos muy agresivos y desafiantes con la capacidad de absorción de la naturaleza.
La realidad también muestra que el 58 por ciento de personas tienen un nivel medio de consumo de artículos que le brindan satisfacciones a sus necesidades básicas, sin acercarse a las ostentosas cifras de los más ricos. Mayoritariamente este grupo vive en las naciones subdesarrolladas, cuyos principales activos tienen que ver con la producción y provisión de materias primas, especialmente biomasicas. La mayoría de sus residuos son dañinos para el entorno natural.
El desaforado aumento de consumidores (ostentosos o no) genera impactantes cifras de residuos, cuya gestión aun se enfrenta a dificultades técnicas y operativas que la ciencia no ha sido capaz de solucionar y frente a las cuales los gobiernos son totalmente ineficientes. Si se parte del hecho que hay una generación de basura diaria per cápita de 300 gramos (incluyendo en el cálculo de la media a una sexta parte de la población hambrienta) se producen en el mundo 1.8 millones de toneladas métricas de residuos, de las cuales son recuperables para que reingresen al sistema productivo poco menos del 15 por ciento. Ahí está de cuerpo presente uno de los más graves problemas de la actualidad: ¿qué hacer con semejante cifra diaria de residuos? Algunas propuestas se dirigen a disminuir el nivel de consumo, a evitar la producción de artículos que no se degradan, a reducir los envases y artículos desechables, y a aplicar altos impuestos para productos que requieran reposición como baterías, aceites y llantas.

[1] Economista y Comunicador Social, con estudios de especialización en Medio Ambiente, Finanzas Privadas y Ciencias Políticas

LOS QUIMICOS DE LA MUERTE

Por Humberto Tobón y Tobón [1]

A principios de la década de los años sesenta, la investigadora Rachel Carson
[2] advirtió sobre los graves efectos del uso indiscriminado del DDT [3] para la salud y la vida de las personas. También se refirió a otras sustancias químicas altamente tóxicas que se estaban utilizando en la agricultura y que penetraban peligrosamente en la cadena alimenticia, con resultados nefastos para el hombre y los animales. Cuatro décadas después, muchas de esas sustancias se siguen aplicando sin mayor control en los países subdesarrollados, mientras que en Europa y Estados Unidos desaparecieron del comercio.

Una de las naciones más afectadas por la utilización de químicos es Colombia, donde se libra una guerra contra el narcotráfico y la base del combate son las aspersiones aéreas con productos prohibidos en gran parte del mundo. Se usa para las aspersiones un producto comercial del glifosato llamado Roundup, que tiene en su composición un elemento que facilita su penetración en la planta llamado polioxietilenoamina (POEA), con una toxicidad aguda tres veces superior a la del glifosato puro, que produce daños grastrointestinales, afecta el sistema nervioso central, crea problemas respiratorios y destruye los glóbulos rojos. La mezcla utilizada para las aspersiones está compuesta en un 45% de glifosato, 1% de Cosmo Flux, 0,33% de Cosm IN y 54% de agua
[4].

Así mismo, se están haciendo fumigaciones con Fusarium, que es un hongo fitopatógeno que vive en zonas templadas y tropicales y que al introducirlo en un ecosistema tan complejo como el colombiano podría atacar a cultivos para el consumo de la población, poniendo en peligro la biodiversidad (Galeano
[5]). El Fusarium, adicionalmente, es una mictoxina que se empezó a desarrollar como agente para la guerra química, debido a que las trichothecenas aisladas tienen la capacidad de matar a una persona con una dosis de 4 a 5 miligramos.

Este es un ejemplo de la inconsistencia entre los discursos político-ambientalistas de los gobiernos de los países desarrollados y las actividades de su industria, que se hace visible en el comercio de los clorofluorocarbonados (CFC) y halones, que según el Protocolo de Montreal (1998) suscrito por 30 naciones pretendía controlarlos para evitar daños atmosféricos y en la capa de ozono. Sin embargo, a principios del siglo XXI, «los países en desarrollo seguían siendo mercados importantes para estas sustancias químicas que dañan la capa de ozono, pero que no se venden en otras partes del mundo» (Gilpin). Los CFC se usan en refrigeradores, embalajes de polietileno, industrias electrónica y de propulsores de aerosoles. En 1996 el gobierno estadounidense, entre otros, prohibió la producción de clorofluorocarbonados.

El discurso ambientalista que los países ricos emiten a través de la Organización Mundial del Ambiente (GEP por sus siglas en inglés), instancia creada por las Naciones Unidas para otorgar ayuda financiera en forma de concesiones a los países en desarrollo, tiene como propósito proteger la capa de ozono, preservar los recursos acuáticos, resguardar la diversidad biológica y reducir la emisión de gases causantes del efecto invernadero. Sin embargo, ninguna de estas buenas intenciones ha sido exitosa porque esos países siguen enviando sus productos contaminantes e instalando sus industrias peligrosas en las naciones en desarrollo que poco interés le prestan a la protección de sus recursos.

[1] Economista y Comunicador Social, con estudios de especialización en Medio Ambiente, Finanzas Privadas y Ciencias Políticas
[2] Rachel Louise Carson bióloga norteamericana, autora de Primavera Silenciosa y una de las más importantes promotoras de la conciencia social ambiental. 1907 - 1964
[3] Dicloro-difenil-tricloroetano es un compuesto básico para los insecticidas. Es incoloro y cristalino. Es muy soluble en las grasas y en disolventes orgánicos y prácticamente insoluble en agua.
[4] Tobón, Humberto. Las fumigaciones en Colombia. Ecoportal, 2004
[5] Galeano, Eduardo. Informe sobre Hongos Patógenos. Boletín de Acción Ecológica «Alerta Verde»

jueves, 1 de noviembre de 2007

LA NECESARIA INDUSTRIALIZACIÓN DE COLOMBIA

Héctor Gómez Paniagua

Colombia se enfrenta al gran reto de preparar su producción para aprovechar las ventajas de los Tratados de Libre Comercio que negocia con USA y con otros países de diferentes regiones y el de Asociación con la Unión Europea. La política comercial del gobierno se orienta ahora a la negociación de esos tratados, y como complemento promueve garantías jurídicas, régimen fiscal y doble tributación para estimular la gran inversión, y un programa de competitividad, productividad y de mejora de infraestructuras. Todo ello es fundamental para cumplir con su compromiso de llevar las exportaciones a los $40.000 millones de dólares, que es casi doblar la producción actual para atender a las exportaciones y la demanda interna adicional.

Las ventas al exterior han aumentado espectacularmente en los últimos años, pero dentro de la incertidumbre de que esos incrementos son derivados del aumento del precio internacional de los productos básicos, con solo un aumento vegetativo de los productos con valor agregado. La estructura de nuestra producción global exportada tiene un 62% de primarios, con la dificultad para doblarlos, de que productos como el café. el carbón, el petróleo y el ferroníquel son de comercialización compleja y un mercado global muy ordenado. Dentro de los primarios, los productos agrícolas en que podríamos ser líderes, no pueden expandirse en USA y UE porque sus subsidios nos impiden competir. Mientras se procura la eliminación de esos subsidios, necesitamos urgentemente una política agraria a largo plazo promoviendo cultivos para la producción de biocombustibles, ojalá con inversionistas extranjeros..

Queda por tanto el sector industrial como único campo cierto y seguro en el que si hacemos las cosas bien, podemos asegurar un aumento suficiente para cumplir las expectativas de los Tratados. En este sector no existe la incertidumbre de la variación coyuntural de precios y por tanto las políticas pueden ser calculadas mas realistamente. Pero si partimos de la cifra actual de exportaciones de cerca de US$ 28.000 millones para 2.007, nos encontramos con que el 62 % de las ventas de productos primarios es tan favorable debido a las exportaciones de productos acabados a los mercados del Grupo Andino y no a USA o la UE donde las ventas este año serán del 84% y el 85% de productos primarios respectivamente y solamente del 16% y 15% de productos industriales.

Otro aspecto a tener en cuenta es que las ventas a USA amparadas por el ATPDA han sido del 46.2% el último año, y que solamente el 14% son productos manufacturados, lo que demuestra falta de competitividad, deficiencia de oferta exportable o incapacidad para vender, al igual que en el caso de la Unión Europea donde la casi totalidad de nuestras exportaciones se benefician de su sistema de preferencias, y sin embargo solo un 15% son productos manufacturados. Ante este panorama, Colombia tiene que diseñar urgentemente una política orientada hacia la atracción de empresarios-inversionistas que desarrollen con los nacionales una transformación industrial capaz de atender a las necesidades adicionales de oferta generada por los TLCs. suscritos. La inversión nacional no es suficiente y un empresario extranjero puede facilitarle financiación, experiencia técnica y de gestión e inclusive llegar a ofrecer mercados para compartir.

Cuando USA o la Unión Europea suscriben tratados bilaterales lo hacen no solo para vender su producción aprovechando las ventajas arancelarias, sino para dar oportunidad a sus inversionistas de establecer allí servicios o plantas de producción en los sectores más rentables y que complementen sus planes económicos. En este aspecto hay dos escenarios similares en el caso de los Estados Unidos y la Unión Europea. Pero los inversionistas, aunque reciban garantías y prebendas fiscales, que en esta economía globalizada les ofrece cada vez un mayor número de países receptores, toman en cuenta otros factores políticos y de oportunidad que en el caso de Colombia son negativos. Los inversionistas en los sectores financieros, de extracción o de servicios públicos privatizados asumen riesgos como la inseguridad porque tienen medios para afrontarlos y necesidad de estar presentes en el mercado.

Para lograr la transformación productiva, hay que identificar países que tengan una estructura económica adecuada a un proceso de cooperación empresarial a gran escala. Ese país puede ser España, que tiene todas las condiciones para asumir ese papel y deseos de ayudar al desarrollo de Colombia. Para conquistar los inversionistas hay que competir con países más atractivos, con mercados más amplios que garantizan un mejor resultado de sus negocios. Conscientes de este hecho y ante la falta de información que existe sobre la producción colombiana, la única solución es mostrar a los empresarios españoles la producción, para que se encuentren las contrapartes y puedan ver juntos las posibilidades de una cooperación que permita mejorar y ampliar la producción, compartiendo nuestros mercados y los TLCs. Para tal efecto, desde hace nueve años el gobierno español sugirió financiar una EXPOCOLOMBIA para mostrar en Madrid todos sus bienes y servicios.

Nunca se aprovechó esa oportunidad y se ha preferido seguir participando en ferias internacionales, en las que competimos con potencias mundiales que acaparan la atención de los compradores sin que nadie nos determine, o se organizan grupos de empresarios que viajan a Colombia a ver posibilidades, pero en cantidad insuficiente y sin identificar ni comprometer las bases de la cooperación, o se comete el error de
gastar recursos y esfuerzos en preparar a pequeños productores para exportar individualmente. Este modelo de promoción está agotado y ahora el reto es hacer una industrialización masiva planificada, dirigida y financiada por el gobierno, pues al no poder doblar los primarios en pocos años, o si bajan sus precios, tendrá que dar trato preferencial a los manufacturados. Prueba irrefutable de esta afirmación es que en esos nueve años las exportaciones a Europa han mantenido un 14% de industriales y en USA han pasado del 18% a solo el 14%.

En definitiva, los TLCs. debieran entrar en vigor solo cuando hubiera producción para aprovecharlos, pues mientras tanto vamos a dejar de recibir impuestos arancelarios sobre las importaciones de USA y Europa, que suponiendo un mínimo del 5% en promedio, representarían la enorme suma de US$ 800 millones anuales, que sería mas inteligente invertirlos en financiar la nueva producción. Hay que pensar en ayudar a las Pymes que ahora exportan el 70% de las manufacturas, y que si reciben apoyo oficial y de empresarios foráneos pueden crecer lo que sea necesario en los sectores en que ya exportan; crear cooperativas de producción, crear comercializadoras internacionales mixtas, centros mixtos de distribución en mercados como España, y financiar la innovación y la modernización del equipamiento actual. De lo contrario estaremos perdidos con nuestros ambiciosos objetivos.
Madrid, octubre de 2,007